YELLOW DM, empresa con sede central en Madrid y con varios años de experiencia en el sector no había visto la necesidad de la contratación de un seguro de responsabilidad civil profesional para su actividad profesional de gestión informática porque su CEO no era partidario de la contratación de la misma. Según sus propias palabras, “tenían todo el desarrollo de su actividad bien controlado y no había lugar a ningún error derivado de su trabajo”.
Hace prácticamente un año, todo cambió radicalmente y aquellas palabras cayeron como un jarro de agua fría sobre el líder de la compañía.
Habían cerrado un contrato con un multinacional para llevar la gestión del tráfico de su página web. La gestión informática consistía en la gestión de carritos de compra de la web, campañas de email marketing según perfil del cliente, etc. Los técnicos de YELLOW DM trabajaban como de costumbre y con la rutina de siempre hasta que un buen día por un error de programación, la página web de YELLOW DM se quedó bloqueada y consecuentemente sin poder dar servicio la web a los miles de clientes que intentaban consumir en ella.
El parón de actividad duró 12 horas!
Una vez solventada la incidencia y reactivado todo el servicio, pasadas unas semanas reciben una notificación del bufete de abogados que representa a la compañía con la cual habían firmado contrato, reclamándoles una compensación por los daños económicos y de imagen que les habían causado.
Al no contar con un seguro de responsabilidad civil informática que garantizara posibles errores de estos profesionales, YELLOW DM vio cómo su balance de resultados se reducía considerablemente por los gastos que había tenido que asumir de costas judiciales y a día de hoy, todavía está pendiente de la indemnización que tenga que asumir. La empresa demandante esta ubicada en EEUU y las costas judiciales son muy altas en comparación con las de España.
Hoy ya tiene contratado un seguro de responsabilidad civil profesional informática y no pone en duda su necesidad. De haberlo tenido contratado antes se hubieran ahorrado muchos quebraderos de cabeza.