Los tiempos han cambiado para los comerciales de seguros porque el comportamiento de los clientes va cambiando sobre todo por los cambios tecnológicos que estamos viviendo, y que hacen que esos cambios sean pilares imprescindibles para el éxito.
El mundo interconectado que hoy ya tenemos hace que los clientes no tengan dueño, porque la fidelidad a las compañías o a los corredores sufre lo que nos lleva a lo que llamamos desintermediación con el consiguiente demérito para la profesinalidad.
Cuando un cliente busca el producto más barato, hace bien desde un punto de vista crematístico, pero el seguro esta concebido para atender siniestros y las pólizas son tan complejas que un neófito o desconocedor del mundo del seguro no pueda calcular el alcance que tendrá la póliza cuando tenga el siniestro, que raro es el caso que no suceda. En este caso por ejemplo imaginemos que es lo que le pasará a la hora de la jubilación si se encuentra con una póliza desvalorizada, o cuando tenga unos dalos por agua no cubiertos en un siniestro de hogar.
Solo si antes de contratar el seguro acude a un experto que le aconseje profesionalmente podrá tener la garantía de que su póliza responderá fehacientemente a las necesidades futuras que tendrá.
Y por ello recordemos que el precio aunque importante no ha de ser el único valor a tener en cuenta.