Dos, como mínimo. Pero dependerá de muchos factores que es imprescindible tener en cuenta.
El primer seguro para una galería, y el más importante e imprescindible, es el seguro que cubre los daños que sufran las obras de arte que estén depositadas en su interior, ya sean propiedad de la galería o de un tercero, que las ha depositado ahí para que sean vendidas.
Este seguro para las obras de arte de una galería, cubre únicamente daños relacionados con las mencionadas obras, es decir, incendio, daños por agua, robo y expoliación, actos vandálicos, etc.., pero nunca cubrirá daños que sufra el propio local o la responsabilidad civil de la galería.
Por tanto, el segundo seguro imprescindible es el seguro del local (seguro de comercio); tanto si el galerista es propietario (en cuyo caso deberá cubrir ampliamente el continente, contenido y responsabilidad civil) como inquilino (en este supuesto únicamente contenido y responsabilidad civil serán suficientes).
Existen otros seguros que podría contratar una galería pero quizás el tercero más frecuente entre estos negocios es el seguro de transporte para las obras de arte cuando éstas son trasladadas a ferias y exposiciones, nacionales e internacionales, y sufren por lo tanto una altísima probabilidad de sufrir daños en la manipulación.
Estos seguros de transportes, cuya prima depende directamente del valor de la obra asegurada así como de la duración de la feria o la exposición, se encargan de cubrir los daños que pueda sufrir la obra desde que sale de la galería, durante el transporte, estancia durante exposición y posterior transporte de regreso a origen. Por este motivo, porque nos encargamos de asegurarla desde que “es descolgada en origen” hasta que vuelve a ser colgada a su regreso, este seguro se conoce como Seguro CLAVO a CLAVO para Obras de Arte.