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Hoy INESE nos despertaba con la noticia de la suspensión por parte de AVIVA del reembolso de un fondo inmobiliario por falta de liquidez tras el brexit.

Llevo 50 años metido en el mundo del seguro, primero como primer ejecutivo de dos compañías de seguros de vida y los últimos 20 años como empresario de consultoría y correduría.

Siempre supimos que Reino Unido era pionero en los productos de vida ahorro e inversión, pero la idiosincrasia aseguradora de las Islas Británicas, ya entonces se caracterizaba a diferencia del mercado continental europeo, en obtener rendimientos financieros muy destacados. Y nos costó asimilar esa filosofía del riesgo en la inversión porque en el resto de Europa creíamos que el seguro debería tener como primera bandera la solidez de las reservas (la seguridad, inherente al seguro) y como banderines no secundarios pero si relevantes la liquidez y posteriormente la fiscalidad;ésta, habida cuenta de la voracidad de los gobiernos.

Las inversiones de las reservas en mi tiempo estaban en un 90% renta fija, que era liquida en cualquier momento, pero ahora al buscar rentabilidades altas, las compañías han invertido en productos especulativos. Y pasa lo que pasa, que para no endosar las pérdidas a los suscriptores deben esperar a que haya buenos momentos que no se sabe si ocurrirán ni cuando, para poder devolver el dinero de sus clientes. Porque no es dinero suyo, sino de sus clientes.

¿Qué hubiera sido mejor, tener rentabilidades de 3, 4,6% de un interés técnico o el 10,15, 20% de una inversión aleatoria? El seguro no debe ni debe permitirse jugar a la ruleta. Ahora es el momento en que deben entrar en juego los auténticos profesionales de la inversión a largo plazo cuya forma no es otra que la del seguro de ahorro, las compañías y sus redes los especialistas realmente profesionales. Y de entre estos los más cualificados por definición son los corredores que viven de su buen hacer aconsejando los mejores productos a sus clientes.

Deberíamos entrar sin miedo en ese mercado y llevar a nuestros clientes a aquellas compañías que aunque tradicionales responden ipso facto ante sus clientes.

El profesional independiente del Reino Unido, el financial adviser, es el que recomienda NO una compañía por la que trabaja y por tanto vende los productos que ella le ordena o induce vender sino los que mejores condiciones de SEGURIDAD, LIQUIDEZ, RENTABILIDAD y FISCALIDAD. Y este profesional orientará al cliente a aquellas compañías que mejor satisfagan esos intereses, poniendo por delante la SEGURIDAD, y la LIQUIDEZ. Vender seguros de vida por altas rentabilidades es una temeridad, si no se ha explicado seriamente al cliente cuales son los riesgos. Este papel lo cumple entre nosotros la correduría de seguros; y no cualquiera, sino aquellas que dispongan de herramientas y personal adecuadamente cualificado.