El también llamado D&O (por las siglas inglesas de Directors and Officers) es un seguro de responsabilidad civil contratado por aquellas empresas (grandes, medianas y pequeñas) cuyos dirigentes buscan seguridad y protección en su gestión empresarial sobre todo en los últimos años debido a las turbulencias de la crisis económica.
Estos seguros permiten a los altos cargos de las empresas tomar decisiones sin temor a tener que responder con sus propios patrimonios ante cualquier reclamación efectuada por juntas de accionistas, empleados, acreedores, clientes y otros administradores (competidores).
La prima media de estas pólizas oscila entre 5 y 6 mil euros anuales y la creciente demanda (hasta un 30% más de empresas contrataron seguros de D&O en 2010 frente a 2009) ha hecho que el volumen de primas que mueve este seguro tan particular y exclusivo de la Responsabilidad Civil se eleve a 120.000 millones en el pasado ejercicio 2010.
Las estadísticas siniestrales nos indican que una de cada tres empresas que tenía contratado un seguro de Administradores y Directivos sufrió una reclamación contra sus directivos o estuvo en situación de recibirla. ¿El importe de las reclamaciones a estos profesionales? Del orden de entre 200.000 y 500.000 euros por los perjuicios económicos que causan sus decisiones.
El mercado español cuenta ya con 23.669 pólizas para consejeros y directivos, es decir, un 30,14% más que el pasado año. El endurecimiento de la responsabilidad de estos profesionales derivada de la reforma del Código Penal y la promulgación de la Ley de Sociedades de Capital junto con el aumento del volumen de reclamaciones –consecuencia de la recesión y la gran actividad desarrollada por los aseguradores- son las causas del notable incremento en contrataciones de este tipo.
Parece que hoy, en nuestro país, una de cada cuatro pequeñas y medianas empresas cuenta ya con un seguro D&O. Los sectores que acumulan mayor número de reclamaciones son el inmobiliario y el de construcción (acaparando el 47% de las reclamaciones!!!) seguidos muy de cerca por entidades financieras (21%), sector servicios (9%) y el sector energético (7%).
Esperemos que siga en auge el deseo de protección por parte de directivos sin que ello tenga que estar necesariamente vinculado a la palabra crisis económica sino más bien a una conciencia de riesgo que, aunque “in crescendo” en España, lamentablemente sigue muy alejada de nuestros vecinos europeos.