La impotencia del corredor
La gran mayoría de las veces el trabajo de un corredor depende siempre de que un tercero quiera hacer su trabajo.
Hoy hemos tenido un caso muy curioso. Ayer nos contactó un cliente referenciado por otro que tenemos en cartera porque quiere una póliza para su negocio.
Tenemos la entrevista esta tarde y cuando hemos preguntado a la aseguradora qué requisitos hacen falta para que le den una cobertura completa y a una prima competitiva, nos dicen que ese cliente no tiene categoría suficiente y que no lo quieren.
Que no lo quieres!!
¿Quién puede permitirse hoy en día rechazar un cliente?
Y yo me pregunto, ¿qué hacemos? Llegamos esta tarde a la reunión y le decimos: “mire, si nosotros le aseguraríamos pero es que me dice la señorita de la Compañía de Seguros, que es la “profesional” que tiene que decidir si algo se asegura o no, que ustedes no son lo suficientemente buenos como para tener este seguro…
Esto es vergonzoso. Así no se puede trabajar.
Cuando llegas con un cliente de 3.000 euros o más todos te doran la píldora pero cuando la cosa es de 300 euros búscate la vida.
Ojalá todos entendieran que un sector de servicios, donde el producto no se ve y lo único que importa es la cartera de todos los años, el cliente es lo único. Sin él no existiríamos.
Lamentable.